viernes, febrero 24, 2006

Duetto de Inocencia

José A. Romero - Pontevedra

Mamá, mamá ¿verdad que el ascensor vuela como Superman? Malditas bolsas me rompen las manos. Mamá, ¿verdad que los ascensores los inventó Dios? Y los precios cómo están, en el cielo, sales con un billete de cincuenta y vuelves con unas monedas. Mamá, ¿los ascensores sueñan? Mamá, ¿por qué se llaman ascensor todos los ascensores? Como no le suban por encima del convenio a Manuel las vamos a pasar moradas. Mamá ¿los ascensores deberían tener forma de pájaro? Porque lo que es a mí, no me suben ni un céntimo más, eso seguro, pedazo de cretino el jefe. Mamá ¿de mayor puedo ser ascensor? Pero de todos modos por intentarlo no va a ser. Mamá ¿la escalera le tiene manía al ascensor? Es lo que queda. Mamá ¿el ascensor es vergonzoso?, se tapa la cara. Aunque da más que rabia tener que mendigar lo que, ya no sólo por ley, sino por el más elemental sentido de justicia social nos pertenece. Mamá ¿el ascensor se puede volver loco? Pero qué coño es eso de la justicia social, quién la conoce, un cachondeo, eso es lo que es. Mamá y ¿si el ascensor no se para en el sexto y sigue y sigue hasta el infinito? A la calle deberíamos salir, como antes, como siempre, pero ahora no hay lo que hay que tener. Mamá ¿al cielo se sube en ascensor? Y mucha culpa tienen en esto los sindicatos que se han vendido. Mamá, mamá, ¿el ascensor parece triste? Es triste, bien triste, al fin y al cabo ellos eran el motor de la conciencia de clase. Mamá ¿por qué no llueve nunca en el ascensor? Claro que nunca llueve a gusto de todos. Esos botones de ahí, son para viajar en el tiempo ¿verdad mamá? Porque aún hay quien los defiende. Mamá ¿si pulso ese de la campana vienen los bomberos?, y si toco ese que tiene dos puertas dibujadas ¿a dónde vamos? Funcionarios deberíamos ser todos. Mamá ¿por qué nos vemos quietos en el espejo si el ascensor se mueve? Pero todos no lo podemos ser, además, quién carajo la vela iba a trabajar entonces. Mamá, mamá, ¿los ascensores son más listos que papá? Manuel podía pedir un ascenso, lleva en la empresa más años que la puerta de entrada, y nada, hay sigue de oficial de segunda. Mamá ¿verdad que este ascensor es nuestro. Pedir, pedir, como si fuera fácil, si ya lo dice él y no sin razón, “pedir, lo que voy a tener que pedir es que no me echen como a un perro”. Mamá esa luz se enciende y se apaga, ¿estará enfermo el ascensor? Lo cierto es que más vale pájaro en mano que ciento volando. Mamá ¿es cierto que los ascensores también se mueren? Porque si lo echan me muero. Mamá ¿por qué el ascensor no tiene escaleras? Pero ya está bien, tanto miedo, y más miedo, y venga miedo, y estas jodidas bolsas matándome las manos por culpa de la maldita prisa que se me ha metido en el cuerpo, porque bien que podía posarlas en el suelo, pero como tengo prisa no puedo, me parece que si lo hago voy a perder un mundo. Mamá ¿cuando coge vacaciones el ascensor? Pero la cuestión nos guste o no, es esa, no perder tiempo. Mamá la señora Braulia le tiene miedo al ascensor, además de rabia, le llama maldito trasto asesino y se santigua al entrar en él. El tiempo, la distancia, los pagos, la reangustia, que mal enjuagamos en una quincena de días en Benidorm. Mamá ¿a qué los ascensores no son un invento del demonio? Esta vida está endemoniada. Mamá me parece que ya nos trajo. Por fin. Mamá ¿el ascensor no come? Ahora a hacer la comida a toda prisa. Mamá ¿te ayudo con las bolsas? Debería hacerle más caso al niño. Mamá ¿te abro la puerta? Mira hijo el ascensor es…Mamá ¿tú crees que me dará tiempo a ver los dibus? Hijo te decía que el ascensor es sólo una…Mamá, mamá, ¿por qué tenemos que ir a comprar todos los días? Para comer. ¿Y para qué comemos?. Para trabajar. ¿Y para qué trabajamos mamá? Para comer hijo, para comer, y déjalo ya que me vas a hacer llorar.

1 comentario:

Hipolitta dijo...

Extraordinario.
Fascinante. Pero que bien logrado.
Qué retrato...
Felicitaciones.